PETER GOODFELLOW (THE MALACIA TAPESTRY)

4. TEATRO Y TELEVISIÓN.

El teatro está en crisis se ha repetido como cliché desde hace años, como si star en crisis significase algo, tal vez quieren decir que los actores están con crisis nerviosas, con crisis depresivas. El teatro está en crisis de qué, si es por ausencia de público, el público sus motivos tendrá, si es que la actividad teatral no reporta los emolumentos y dividendos esperados, no es nada extraño, ningún trabajo realizado con honradez reporta sustanciosos dividendos.

Fernando Fernán Gómez, en una entrevista hace varios años, comentaba que desde niño escuchaba decir a sus padres que el teatro estaba en crisis, y hoy sigue escuchando la misma frase. Se refería Fernán Gómez al teatro de manera irónica pero con análisis certero, que el público no asistía a las representaciones porque se aburría, no se podía fumar en la sala, no se puede hablar (sentado en butacas incómodas en mal estado, esto lo añado yo) durante dos horas…

Hay mucho de cierto en todo esto, como mucho de cierto hay en que lo que se representa no tiene interés, si tuviese interés el público asistiría.

¿Qué obras son las que tienen interés? Preguntarán actores y empresarios. No seré yo quien dé pistas certeras, aunque trochas si he señalado en abundancia para el buen lector, pero como en este país tampoco se sabe leer todo quedará en nada.

Siga el empresario, el productor, autor y actores haciendo estudios de marketing como hasta ahora han hecho, sigan buscando su viabilidad económica, no busquen la gloria del intento, la gloria de la tentativa de transformar en hecho la actividad teatral, quédense solamente en lo económico, en la fama y en la reputación personal, y el teatro seguirá estando en crisis.

Afortunadamente el teatro está enquistado, esperando que el medio sea más idóneo para desarrollarse, está esperando que hombres de otra condición, de otra madera y otra raza se ocupen de él con cariño, con amor y con humildad. El teatro entonces florecerá, porque la primavera hace florecer la vida allí por donde pasa.

Mientras tanto sigue enquistado y oculto treatro mío, que gentes de toda laya sacarte los ojos y corazón quieren.

No hace demasiados años el teatro representado era uno de los pocos espectáculos a los que tenía acceso el ciudadano. Los espectáculos y las diversiones eran algo menos que las actuales, eran muy pocos los cinematógrafos, no había televisión, en algunas casas había aparato de radio, no en todas. No había bailes a diario como ahora hay discotecas, ni tantas tabernas nocturnas como ahora hay pubs, no había tampoco tanta población como ahora hay, ni tanto propietario como ahora hay, y no había curiosamente tanto tiempo libre como lo hay en la actualidad.

Los espectáculos estaban más concentrados como más concentradas estaban los órdenes sociales, el propietario era el propietario y el obrero era el obrero y el campesino era el campesino. El tiempo libre era aquel que quedaba después de una jornada de doce horas de trabajo, con todo se tenía tiempo libre, (en oposición al tiempo de cautiverio o tiempo de trabajo), para hablar, entretenerse, reunirse, formar asociaciones políticas y sindicales, hacer interesantes e históricas huelgas, pertenecer a ateneos y asociaciones culturales, escuchar la lectura de libros a un compañero que sabía leer, asistir al teatro e intentar hacer una revolución si se terciaba y había oportunidad de algún éxito, con todo ello se acallaba el hambre, la miseria, se fortalecía la voluntad, se mantenían en pié los anhelos y el espíritu y el corazón caminaban juntos.

Hoy a pesar de trabajar ocho horas en lugar de las doce de antaño, el espíritu y el corazón ya no caminan juntos, ni siquiera caminan separadamente. Esta es la raíz de todos nuestros endémicos padecimientos, y entre ellos incluyo como mal menor, como levísimo resfriado el voluntario enquistamiento del teatro.

El mundo actual se caracteriza por las prisas y por la rapidez, tenemos máquinas que sirven para lavar, para cocinar, para planchar, para reproducir imágenes, música, para escribir, para contar, para trabajar, para desplazarnos por tierra, mar y aire, máquinas que nos elevan por los edificios, y con todo eso, somos una humanidad ocupadísima y atareada.

Las imágenes del cine son también presurosas y rápidas, las de la televisión todavía más rápidas que las del cine.

La imagen del cine y la televisión ha triunfado comercialmente sobre el teatro, porque el sistema comercial estaba claro que se decantaría hacia las nuevas formas de diversión y entretenimiento de masas llamadas para lavar la conciencia del séptimo y dentro de muy poco tiempo octavo arte.

Acostumbrados a la velocidad y al aceleramiento Norteaméricanos, los filmes europeos nos parecen lentos, el centroeuropeo premioso y el cine japonés se hace insoportable por su lentitud.

Todo se hace y debe hacerse con celeridad, el tiempo es oro y no debe desperdiciarse ni un solo segundo, los alimentos son precocinados o cocinados en su totalidad, el pescado y las verduras congeladas para no perder tiempo en la compra diaria, la carne y el pan nos es ofrecido ya masticado y además rico en vitaminas.

De esta manera y entre estos casos transcurre nuestra existencia sumida en el vértigo de la aceleración para llegar pronto al trabajo, pronto a comer y pronto a dormir.

El teatro es un arte lento, es un arte de escuchar, oír y para los que no escuchan ni oyen bien se le representa, así con la ayuda del gesto, comprende su oído mejor lo que se le quiere decir.

Cuando intentamos comunicarnos con alguien y conocemos a medias su idioma, utilizamos el gesto como ayuda y complemento. De ahí y no de ningún otro lugar surgieron los gestos universales que todo idioma tiene. El francés y el inglés han tomado muchos gestos adquiridos en su relación con los indios americanos. 

Mover el dedo índice y el anular vueltos hacia tierra, indica caminar; llevar la mano al pecho, indica agradecimiento profundo, sentimiento; la palma de la mano abierta y levantada, alto, detengámonos, paz, saludo.

También es saludo cogerse dos personas las manos derechas, mostrando las palmas abiertas, se muestra confianza y se está diciendo, “no tengo ningún arma oculta”. Los orientales muestran las palmas de las manos y se inclinan con la misma intención de dar confianza.

El saludo es lo más sagrado que el hombre tenía, era su honor, hoy el saludo no es más que mera fórmula social y a menudo desgraciadamente una táctica de ataque.

Al ser el teatro un arte lento, se contradice con el modo de vida actual y con los espectáculos actuales, problema de difícil solución. Tanto es así, que la propia televisión aún con su vértigo arrollador conociendo lo acelerado que está el ciudadano y la ansiedad que lo domina, no anuncia los programas con sus caretas, prácticamente lo hace sin transición alguna, evita así que durante esos cinco o diez segundos el espectador pueda cambiar de canal.

El teatro tuvo cabida en la televisión española, tuvieron cabida sobre todo las comedias de Alfonso Paso y obras de otro estilo. Hoy podrá decirse lo que se quiera, pero las obras se veían y gustaban al público, no hablo de la calidad literaria, las obras eran de risa y el espectador reía, cosa esta importante en aquella época tan triste como lo es ahora la nuestra, con la diferencia que ahora no hay ya quien se ría, hasta a los niños se le ha olvidado reírse.

Ahora un teatro televisado no tiene audiencia, y menos audiencia tendrá al reproducir las obras de antaño y además en blanco y negro.

El teatro cuando es llevado a televisión, es llevado como el pariente pobre que es el invitado por condescendencia y lástima, con todo su presencia no viste, no luce y es inoportuna. El espectador capta perfectamente este desprecio por parte de la televisión (cuando digo de televisión me refiero también a todo su personal), el espectador inducido también desprecia a los parientes aunque no sean sus parientes, es pobre y por ese hecho ya es despreciable.

El teatro es considerado en la programación televisiva como el pariente pobre, pero el teatro aunque es pobre en medios económicos, es rico en tiempo y la televisión aunque rica en medios económicos, es pobre en tiempo. ¿Quién es el pariente más necesitado, más miserable y más pobre y digno de lástima de los dos? ¿Un medio que tiene que trabajar incesantemente para poder subsistir con frenesí nemotizante, o el teatro cuya existencia no está sujeta a trabajo neurótico alguno, sino al ensayo y al perfeccionamiento continuo?.

Si los directivos de televisión en lugar de oponerlos y enfrentarlos en su obcecada obsesión monetaria, complementaran la televisión con el teatro, porque la televisión como medio, no debe rechazar a nadie ni a nada, podría obtener fortaleza contra la mediocridad de imágenes y guiones que se le avecinan con la digitalización, sino que obtendría beneficios al obtener programas de calidad, futura formación de buenos realizadores, buenos actores y buenos técnicos en maquillaje, iluminación, decorado… que aumentarían la calidad en la realización de la programación general.

Y si los directivos quisiesen, podrían vender estas obras teatrales producidas en televisión española, a las televisiones autonómicas, a las de otros países de habla castellana. Con estas ventas se obtendrían beneficios y si no se obtienen sufragarían los gastos de realización. Suponiendo que no estuviese ya sufragada y amortizada por el número de espectadores nacionales que verían la obra.

El teatro de esta manera no estaría en televisión como el pariente pobre, sino como ese invitado amigo íntimo cuya compañía se desea y es siempre grata.

Ahora señalaré algunas de las cosas que televisión podría adoptar con el tiempo, la calma, la sensatez y el personal idóneo, para intentar una adecuación con el teatro y recuperar una amistad perdida.

A) Buscar y seleccionar aquellas obras teatrales que mejor se adapten a la realización televisiva, tanto en los diálogos como por la brillantez de lugares.

B) Buscar y seleccionar obras de interés dramático actual o de vigencia atemporal.

C) Los actores debieran ser de fama pública, ello atraería audiencia, e introduciendo conjuntamente a nuevos actores jóvenes.

D) Utilizar realizadores y directores especializados en teatro, y que además tengan estos realizadores y estos directores un buen bagaje cultural. En el caso de no tener este bagaje, buscar la ayuda de un hombre de cultura probada (no un intelectual) o de un humanista si se tiene la suerte de encontrar alguno y que además sea colaboracionista.

E) Utilizar buenas técnicas de sonido y de efectos artísticos que no sólo cuiden la calidad sino que además traten con cariño el sonido y los efectos, aunque disminuya un poco la calidad. (Parece una contradicción, pero los técnicos saben a lo que me refiero).

F) Que la iluminación esté bien estudiada y produzca efectos artísticos en cada toma, aunque para ello haya que mover focos y variar intensidades constantemente e incluso utilizar los focos del suelo, aunque su utilización sea un engorro supino. No debe olvidarse que un programa dramático, no es un programa concurso y mucho menos el telediario, donde la iluminación es fija y estandarizada.

G) Si la utilización de tres o cuatro cámaras dificulta una buena iluminación, cosa que no tiene porque ser así, utilizase uno sola cámara aunque el tiempo de rodaje sea mayor.

H) Que los decorados interiores estén bien diseñados y bien construidos, para que den sensación de realidad, no debe olvidarse que la televisión es un medio que representa la realidad. En teatro puede verse un castillo con solo hacer un gesto y decir el actor: “Estas almenas y murallas protegerán mi cuerpo como los brazos de una madre a su hijo” y el espectador ve ante él un castillo de fuertes murallas y bien almenado. El teatro es imaginación y en él el espectador se mantiene distante del actor o viceversa. El espectador, excepto los de las tres primeras filas, ven todo en un plano general. Mientras que en televisión por ser pequeña la pantalla el plano general se utiliza muy poco; el primer plano, el plano corto y el medio son los más utilizados. Esto produce sensación de cercanía y de participación, ya que si un actor habla en un plano corto, parece que habla al espectador individualmente. Todo este sistema de planos, encuadres y luces, produce sensaciones realistas y la situación tiene que serlo también, de ahí que si el diálogo se realiza en un castillo, o se construye un castillo real, o se rueda en un exterior un castillo real o se proyecta un castillo real por transparencia o se graba en kroma keyer, es decir grabar sobre un fondo azul y posteriormente en el montaje o en la postproducción añadir las imágenes de un castillo sin que pese o tape las imágenes rodadas.

I) Deben rodarse las escenas de exterior que así lo requieran, cuidando los encuadre, los planos, y sobre todo la iluminación y el sonido.

J) Añadir o eliminar tanto en el rodaje exterior como de interior todo sonido y efecto que no haga falta o que sea molesto, con el fin de lograr mayor efecto dramático y la mayor verosimilitud.

K) Añadir imágenes digitalizadas y de archivo sin temor alguno, siempre y cuando puedan enriquecer dramáticamente una escena o el conjunto de la realización de la obra.

L) La realización y el montaje debe tener un ritmo escénico, de encuadres y planos, en armonía con el ritmo de la obra teatral y con la representación de los actores.

M) No deben ser excesivamente lentas las imágenes y las escenas, pues al ser la pantalla del televisor pequeña, ésta se visualiza en poco tiempo. Debe tenerse presente este hecho y no dejarse llevar por la técnica puramente teatral o cinematográfica. Es decir el tiempo de duración de la imagen teatral en televisión debe ser de corta duración, deben serlo porque el teatro acude a un medio que no es el escenario propiamente dicho teatral, por hacerlo no se menoscaba su dignidad (ésta desde hace tiempo ya le ha sido socabada, enterrada y anegada).

N) En teatro televisivo, el decorado, sus detalles, su color y diseño de formas, sugieren un ambiente de formas, y además contribuyen a caracterizar psicológicamente a los personajes y a dramatizar psicológicamente las situaciones creadas.

La cámara puede filmar un detalle o una parte del decorado que complemente el contenido psicológico con la escena, con la situación o con las palabras de los actores.

O) Debe tener en cuenta el realizador, el director, el operador, y los técnicos de sonido, iluminación, decorado y montaje, que en una obra dramática, la palabra es fundamental y su tratamiento debe ser especialmente tratado, no puede grabarse una voz periodística o radiofónica, que suene con la asepsia de una azafata de grandes almacenes.

P) Utilícese en el montaje, cortes, fundidos y cortinillas de todo tipo siempre que enriquezca la realización.

Q) Utilícese música, pero no música de apoyo a la imagen o de apoyo a la palabra. La música debe estar en perfecta armonía con la obra y con las imágenes, no debe estar al servicio ni al apoyo de nada, lo que está en armonía es fundamental, es imprescindible y su presencia no destaca de manera irritante.

Búsquense los temas apropiados sin excesiva variación, ni excesivo ni bruscos cambios, el hacerlo daría una especie de mareo al espectador.

Lo ideal y debiera intentarse esta vía, sería la composición de bandas sonoras para la realización de cada obra, coincidiendo los momentos de mayor dramatismo teatral y lumínico con el musical. La técnica televisiva puede hacer con sus medios lo que sea de manera rápida y fácil.

No debe rechazarse los grupos modernos para componer bandas sonoras, es un reto para ellos y una satisfacción para todos.

R) Como el medio televisivo ha desprestigiado tanto al teatro, si desea reconciliarse con él, y lavar las afrentas cometidas, debe buscar una buena hora de programación, aunque ello repercuta económicamente en su publicidad, debe preparar anteriormente al espectador con un programa corto y tranquilo que vaya desacelerando la marcha vertiginosa del ciudadano, no hacer presentaciones de ningún tipo, porque los presentadores invitados, salvo rara excepción, son unos tostones que hacen en el 99% de los casos cambiar de canal y finalmente después, tener un programa de corta duración, tranquilo, que pueda servir de continuidad y enlace con el resto de la programación (y además invitase a la reflexión o a una pequeña charla sobre lo que se ha visto, esto ya es pedir demasiado) o un pequeño debate con personas realmente interesantes, sobre el tema que se ha visto. Este debate corto no debe parecerse al programa la clave absolutamente en nada.

Son muchas cosas las de este apartado. En la realidad son muy pocas cuando la finalidad es recuperar y reconciliarse con un amigo perdido.

S) Realizar la obra teatral con las prisas del arte y que el tiempo y la economía requiera, pero nunca con las neuróticas prisas del profesional periodístico o del departamento de producción de televisión. Es una obra de teatro que no es un programa concurso ni una noticia para el telediario. Negarse en rotundo a las prisas sin justificación, sin sentido y sin razón.

T) Dedicar el presupuesto necesario para esta producción, sin el dinero suficiente, no es posible el teatro en televisión, todo intento de realizar teatro televisivo sin los medios y la financiación adecuada contribuirá a alejarlo cada vez más, si es posible alejarlo más, del ciudadano espectador televisivo, que son todos los españoles sin excepción.

U) Introducir los menores cortes posibles en su emisión, lo ideal sería realizar tan sólo uno, que podría ser aprovechado para publicidad. Este corte serviría además como un descanso para el espectador.

V) Buscar la comercialización con televisiones de otras nacionalidades de habla castellana o no, por medio del intercambio o de la venta del programa. De esta manera, la producción propia sería más rentable que comprarla a USA o a Sudamérica, evitando, por otro lado, aunque solamente fuese un poco, la total colonización yanqui por medio de la ideología manifestada en sus Films de televisión y cine.

W) Se fomentaría indirectamente la creación teatral, y en este caso la creación teatral pensando en la televisión.

X) Los guiones teatrales televisivos, en lo que se refiere a su guión técnico o de imágenes, corresponde en su totalidad al realizador o al director del programa, por ser ellos los especialistas de la imagen, con todo, el guión técnico debiera realizarse conjuntamente con el autor, si éste viviese, así llegarían a una mayor comprensión de la obra y de los personajes por medio de la imagen.

Y) Un autor de texto teatral para televisión, debe conocer lo esencial de la técnica de realización, de esta manera indicará ya los encuadres y los planos principales en su obra. Aunque no sea aun guión técnico perfecto ni totalmente acabado, por no ser el autor especialista en imagen televisiva, sería de inestimable ayuda al realizador y una estupenda guía en su producción.

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