PETER GOODFELLOW (THE MALACIA TAPESTRY)

2. ¿QUE ES EL TEATRO?.

El teatro es un comercio venido a menos.

Y es comercio venido a menos porque el teatro no puede valerse por si mismo y necesita ayudas y financiaciones estatales. Ayudas semejantes las necesitan también las empresas que toma a su cargo el Instituto Nacional de Industria.

Sin las subvenciones estatales, dice la gente que vive del teatro, el teatro no podría vivir.

Señores mios, el teatro vive y vivirá siempre, mientras el hombre viva y mientras el mundo exista. Porque el teatro no es otra cosa y Shakespeare y Calderón así lo comprendieron al considerarlo como el gran teatro del mudo, o lo que es igual, considerar al mundo como un gran teatro.

Quienes no viven sin las subvenciones estatales son las gentes que viven del teatro.

El teatro vive y vivirá siempre, como vive y vivirá siempre la poesía, la poesía vive sin subvención estatal u oficial alguna, la única ayuda que necesita para vivir es la de la naturaleza que brota en el hombre cuando éste abre su pecho, porque su corazón es un pájaro con las alas atadas.

Ambos, el teatro y la poesía tiene de común, la pasionalidad, el sentimiento y lo pulsional de su ritmo creador.

La poesía es sentimiento, pasión humana, el teatro escribe sobre los sentimientos del hombre, que en el generan pasiones, que a su vez generan situaciones que a su vez vuelven a generar sentimientos.

Por eso no es extraño encontrar en la historia de la literatura, a poetas que han escrito teatro, incluso son conocidos como dramaturgos cuando en realidad son en primer lugar poetas, después dramaturgos.

El teatro ha sido de siempre el medio por el que se han expresado la ironía, la crítica, la burla, la conformidad, los deseos y los anhelos de un pueblo. Porque el teatro es PUEBLO, no el pueblo, sino PUEBLO sin artículo que lo determine y con mayúsculas para diferenciarlo de el pueblo, de ese otro pueblo que trabaja, duerme y come en el medio y una vez cada cierto número de años vota. El teatro es PUEBLO, mezcla de tipos, caracteres y sentimientos, anhelos callados y a veces manifestados en actuaciones que terminaron con un último acto dramático y trágico.

Decir PUEBLO, es decir estar abierto a todo y cerrado a nada, todo pueblo que se precia de serlo no se preocupa de mantener con pureza su apariencia, su preocupación es mantener con pureza su interior, sus sentimientos, sus pasiones y sus anhelos. Un pueblo que se precie de serlo, no tiene pedigree que garantiza su pureza de estampa, tiene acciones que garantizan su pureza de alma.

La preocupación por lo externo, por lo exterior, sea de personas o de colectivos no ha originado más que seres enfermizos, y cuando más pura era esta preocupación más enfermizos eran estos seres y más malsano el entorno.

El teatro subsistía en el pueblo porque del pueblo salía y al pueblo iba. Era teatro del pueblo y no teatro popular como se hace en la actualidad, teatro popular porque va a la búsqueda de espectadores, a la búsqueda de populi. El teatro del pueblo no va a la búsqueda de si mismo, va a su encuentro.

Las subvenciones y las financiaciones estatales al teatro, lo estatalizan y las subvenciones oficiales lo oficializan. Estatalizar y oficializar es una manera farisaica de intentar hacer desaparecer el teatro comprando a las personas que viven de él. Es también una manera maquiavélica de poner el teatro al servicio del estado capitalizándolo por medio de su paternalismo oficial.

Todo aquello que las financiaciones estatales toca, lo despersonaliza, desposesiona y empobrece.

Las gentes de teatro admiten y buscan las financiaciones teatrales, poniendo el nombre del teatro delante de si como un escudo de atractivos multicolores con el que pueden pararse y recogerse después, las ayudas al teatro. La realidad es que el teatro interesa a muy pocos individuos honrados, lo que interesa es obtener un beneficio económico a su costa y con su nombre.

Esto es cierto, al menos en el redactor de esta memoria, que lo confiesa en un arranque inútil de recuperar la dignidad perdida, como Judas arrojando las treinta monedas o lamentándose lastimeramente como Max Estrella.

Todas aquellas artes que necesitan el apoyo oficial y del estado, no merecen existir como artes. 
Evidentemente hago diferencia entre artes y gentes que pululan a su alrededor.

¿Quién se atreve a negar la existencia eterna de la poesía?, ella no recibe apoyo oficial alguno. Puede morir el poeta, poco importa, el poeta no es más que el medio por el que se sirve la poesía para manifestarse. La poesía es inmortal porque es independiente del dinero, del estado y a las gentes que pululan en su torno no le hace el menor caso.

El teatro recibiendo financiaciones estatales, languidece lentamente porque lo alejan de su fuente de origen, el Pueblo, y en lugar de acercarlo lo alejan todavía más de su lado hasta llevarlo al extremo opuesto del pueblo, el estado.

El teatro desde hace años no vive en el pueblo, ni tampoco el pueblo vive ya en el teatro. Lo que el estado financia, no es teatro, como teatro no es lo que se escribe y lo que se representa, por eso necesita ser protegido para no desaparecer. Ese teatro de financiaciones, de ayudas y de subvenciones, raquítico, enfermizo y lleno de úlceras por todos lados es el teatro que nos interesa y del que trataremos aquí, porque el otro, el teatro PUEBLO, no admite financiaciones ni ayuda alguna para su estudio o investigación.

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