PETER GOODFELLOW (THE MALACIA TAPESTRY)

3. EL TEATRO EN LA ACTUALDAD.

El teatro en una definición de Ortega y Gasset (cito de memoria): es un edificio con butacas, palcos y un escenario, todo él de forma oval o circular y en el que se representan obras teatrales, dicho lugar se le denomina teatro.

Sin el edificio –escribía Ortega-, no hay teatro porque el teatro tiene la misión de ser representado y nace para ser representado. En base a ello desarrolla su conferencia pronunciada en Lisboa.

Ortega y Gasset analizó muy bien el teatro de butacas y de palcos, el teatro de asistir a su representación los viernes o los sábados por la noche. Ese es el teatro actual, donde los viernes y los sábados pueden extenderse a los demás días de la semana por la liberalidad horaria social.

En las ciudades prácticamente ya no existen teatros, todos ellos se han convertido en salas de cines y muchas de estas salas de cine han desaparecido dando lugar a salas de minicines.

En provincias las representaciones de teatro son anuales, y en los días que tiene lugar el evento, las fuerzas vivas y las fuerzas muertas de la ciudad, asisten a él con el mismo misticismo bobalicón que asisten a una función religiosa, a una conferencia o a un baile de sociedad.

Este es el espectador y el público que asiste en las ciudades de provincias a las representaciones anuales de teatro. Es el mismo público lector del boletín oficial del estado, es decir, del diario El País. Es el público que ocupa cargos oficiales sea en la docencia, en la política, en ministerios, en la abogacía o en la medicina. Es el mismo público que hizo suyo aquél lema de “Un libro ayuda a triunfar” y este otro “Un libro al año no hace daño”. Es el público triunfador y culto. En las grandes ciudades españolas, desconozco este público, pero muy poco habrá de variar del anterior.

Las Cajas de Ahorros traen una o dos veces anualmente representaciones teatrales a sus locales, el público que asiste es con poca diferencia el mismo público anterior, pero como es un lugar gratuito, este público tiene menos empaque, está menos envarado, y asiste por condescendencia. Es gratuito y lo gratuito a este público le es ofensivo, al menos de cara al exterior, porque hacia el interior no hay cosa que reciban con más agrado que lo que sea gratuito, venga este de quién venga y provenga de quien provenga.

El público que asiste al teatro, no asiste a una obra de un autor determinado, el público va al teatro, va al recinto donde se representa un obra teatral, a sentarse en una butaca.

A lo sumo asisten para ver actuar a tal o cual actor. Un público así sólo tiene el teatro que se merece, un teatro como el actual.

En los colegios no se fomenta la actividad teatral al estudiante, ni siquiera el profesor de literatura del que se supone que ha leído, que ha visto y que conoce algo o a alguien de teatro.

El estudiante de Bachillerato Unificado Polivalente, no sabe lo que es el teatro, no le sugieren formar grupos y representar obras teatrales, en su colegio o en otros lugares y en otras localidades.

Sin embargo estos muchachos imitan los gestos, las frases y las actitudes de los personajes principales de la gran comedia de la enseñanza de su colegio. Es una lástima que un enorme caudal virgen de actores puros y sinceros sea dejado morir por falta de alicientes.

En la universidad, el teatro es algo estúpido, para la universidad todo lo que sea pérdida de tiempo es estúpido, y el teatro es una pérdida de tiempo. La universidad no solamente no conoce el teatro sino que además lo desprestigia y lo rechaza. ¿Cuántos grupos de teatro hay de estudiantes universitarios en la actualidad?.

“¡Lejos de nosotros, la funesta manía de pensar!” dijo el rector de la Universidad de Cervera en la época del reinado de Fernando VII.

Como contrapartida a la ausencia teatral, surgen y proliferan más que las setas, los festivales nacionales e internacionales de teatro en poblaciones en las que no hay ni una sola representación teatral en todo el resto del año. Estos festivales, semana o día del teatro, se asemeja a la fiesta del vino, del marisco y del queso, no siendo más que un montaje político lugareño, sin importancia ni trascendencia teatral.

Las representaciones de obras con características clásicas por compañías consolidadas y por grupos financiados totalmente de forma absurda por ciertas comunidades autónomas, se encuentran con las representaciones también financiadas de otros grupos de teatro que no es el del habitual de corte clásico.

Todas estas representaciones no llegan a donde debieran llegar quedándose únicamente en el público de superficie y de apariencia.

Se va a ver a Els Joglars y no se va a ver lo que representa. Si las representaciones de grupos similares al citado no tienen autor y no tienen construcción teatral y sólo es montaje, espectáculo gimnástico, bufonería o escándalo para bobos y puritanos, es lo que se quiere ver, pues véase, y véase también el futbol, los toros, el baloncesto, los discursos parlamentarios y el tenis. Véase eso y todo lo que a los ojos se presente, pero no todo lo que los ojos ven es teatro, ni todo lo que relumbra es oro.

Italia ha sido el lugar donde la pintura ha adquirido sus más altos encumbramientos, en Alemania ha sido donde la música se desarrolló hasta su plenitud, la arquitectura ha sido en Francia donde ha encontrado los más sólidos cimientos, Inglaterra fue el lugar de la poesía y España ha sido el lugar donde la dramaturgia cobró forma y peso específico.

España es el país de la dramaturgia, el lugar donde proliferaron los autores dramáticos, ¡quién lo diría!. 

Numancia, los autos sacramentales, los entremeses, El Convidado, y modernamente Unamuno, Valle-Inclán y Casona, García Lorca es poeta y de primera fila, como dramaturgo es un montaje político-teatral.

¿Ahora quién hay?. ¿Dónde están los dramaturgos?. Han huido tal vez a guionistas de cine, a guionistas de televisión, a guionistas de comics. No, no han huido a ninguna parte, en la actualidad no hay dramaturgos y no hay dramaturgos porque no hay hombres cultos en este país, hay intelectuales, técnicos, sinvergüenzas, majaderos y profesores de enseñanza. En este país no hay cultura ni hombres cultos.

¿Dónde están los dramaturgos?, han desaparecido, como han desaparecido los humanistas, si existiesen humanistas habría dramaturgos, pero el humanista no tiene factura universitaria, el humanistas si alguna facturación tiene es la universal, la del cosmos entero.

¿Dónde estáis? ¡Un reino por un caballo!, ofreced no un reino, sino tres o cuatro, media docena de repúblicas, ocho dictaduras y diez democracias por un dramaturgo, y no encontraréis uno sólo que lo sea de verdad.

Los guiones literarios de cine españoles, están carentes de calidad, sus diálogos son sosos, aburridos y reiterativos.

Los directores de cine, que dicho sea de paso, siempre se han medito a guionistas literarios en lugar de a guionistas técnicos o guionistas de imagen, se lamentan de la ausencia de autores. En un debate celebrado en televisión, sobre el cine en el año 1988, en la que asistían conocidos directores cinematográficos, decían al unísono públicamente: dadme un buen guión de cine. Yo desde aquí les respondo, no lo hay, pero si lo hubiese mostradme un buen director que haga un buen film.

Los premios nacionales, internacionales, provinciales o locales, no significan absolutamente nada cuando se habla a cierto nivel, de un hablar así significarían muchísimo. Echegaray recibió el premio Nobel, Kissinguer el de la paz, Garcí un oscar, y un albañil de mi pueblo recibió doscientos millones de un premio de la lotería.

Decían en este debate que el idioma castellano no se prestaba para el guión cinematográfico, que el mejor idioma para el guión de cine era el inglés. No he oido nunca tontería semejante, esto lo decía un español premiado internacionalmente.

En 1.840 George Borrowgs, conocido en España como Don Jorgito el Inglés, hombre poliglota y viajero infatigable, decía que el español era el idioma más bello de todos los idiomas que conocía. Borrowgs conocía, el inglés, alemán, ruso, indio, español, portugués, tartaro y calé, idioma al que tradujo la biblia.

Admito que los guiones tengan malos diálogos, lo admito y se confirma por si sólo con evidencia que clama al cielo.

Al no haber autores dramáticos en teatro, no lo hay tampoco en cine.

España tiene reconocida reputación por la calidad de sus buenos dibujantes, y sin embargo adolece de buenos guionistas de comics. No es solamente en teatro y en cine, sino en el cómic también. Esto quiere decir que hay una buena base de técnicos, porque la técnica es lo más facil de adquirir, pero no hay cimentación alguna de cultura de la que salgan hombres cultos.

¡Cría cuervos, y tendrás muchos! Eso fue lo que se hizo, crear técnicos y ahora se tienen muchos.

No hay comentarios: